martes, 10 de diciembre de 2013

Segunda parte de la reflexión del Rabino Raziel Pilatowsky sobre Mandela.

Nelson Mandela, un ejemplo a seguir

Es fácil hablar sobre la importancia de saber perdonar, de buscar el bien colectivo y de tener gratitud, sin embargo, no muchos lo llevan a la práctica. La mayoría de los que dicen que luchan por los intereses del prójimo y por causas sublimes, al salir victoriosos terminan defraudando sus ideales. Nelson Mandela es una excepción; mostró su grandeza al haber logrado colocar como prioridad el bienestar de su país y por mantener su enfoque en la búsqueda de una mejor sociedad. Gracias a él, tanto los judíos de Sudáfrica, como aquellos que en su momento fueron los opresores, pueden beneficiarse de un país que protege la igualdad racial y religiosa. Sin pretender describirlo como alguien perfecto, Mandela es un ejemplo de un hombre muy especial. Por este motivo en un evento sin precedente, vinieron a Johannesburgo más de 70 líderes de estado para honrar su memoria. 

Los judíos de Sudáfrica testifican sobre su rectitud, honestidad e integridad. Muchos temían lo que podría haber ocurrido a la hora de la caída del régimen del Apartheid. Por un lado, millones de personas que durante décadas habían sido víctimas de una injusta opresión, anticipaban con ansiedad la oportunidad de vengarse. Por otro lado, era una incógnita cómo reaccionaría Mandela ante la amargura y el dolor de pasar tantos años en prisión. Al llegar aquel día tan temido, el hombre que durante décadas fue difamado como un terrible terrorista, le mostró al mundo la fuerza de su carácter y el verdadero poder del ser humano. Logró perdonar a sus opresores, "olvidar" los sufrimientos de veintisiete años de cárcel y reconstruir un país quebrantado sin el uso de la violencia.

En su lucha de liberación se relacionó con otros frentes que también mostraban perseguirla, como por ejemplo la OLP. Por otro lado, muchos judíos sudafricanos también estuvieron a su lado desde el comienzo. Mandela siempre cumplió con su deuda de gratitud con todos aquellos que lo apoyaron, motivo por el cual continuó con su relación con Arafat, sin embargo esa lealtad también la ejerció hacia la comunidad judía, fortaleciendo su vínculo de amistad y respeto a los judíos de Sudáfrica. 

A diferencia de líderes de grupos terroristas que adoctrinan al odio y fomentan la violencia, cuando Mandela fue elegido como presidente, invirtió todo su esfuerzo en la educación. Para él, el futuro de su país dependía del desarrollo saludable de la juventud. Cuenta Stephen Kossef, CEO de Investec, un banco importante en Sudáfrica, que una vez recibió una llamada de Mandela, en la cual le pedía que lo acompañara, junto con el CEO del banco RMB, a un viaje al sur del país. Al llegar a un pequeño pueblo de provincia, Mandela se dirigió a uno de ellos y le dijo: "tú vas a construir una escuela acá!"; prosiguieron con su viaje hasta un lugar donde habían 500 señoras y le dijo al otro: "esas mujeres desamparadas necesitan de tu ayuda". Concluyó Stephen Kossef, que cuando Mandela se jubiló de su carrera política, no tenía ahorrado nada de dinero. Dedicó toda su vida a preocuparse por otros.


R. Jaim de Voloshin, principal alumno del Gaón de Vilna, enseñaba constantemente que el hombre sólo vino a este mundo para ayudar al prójimo. No cabe duda que Nelson Mandela nos mostró como.

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